El incorregible y testarudo Artur Mas se
descuelga ahora, cómo no, con la amenaza de unas elecciones plebiscitarias en
2016, al finalizar la presente legislatura, si no se le permite organizar un
referéndum para que los catalanes decidan libremente sobre el futuro político
de Cataluña dentro, claro está, de un “marco legal”. Y lanza esta especie de
chantaje, como es su costumbre, de una manera petulante y en plan chulesco,
como si estuviera perdonando la vida a Mariano Rajoy, a sus ministros y a todos los españoles.
El presidente de la Generalitat lanza jactanciosamente esta especie de
chantaje, lleno de vanidad, mostrándose tan orgulloso de sí mismo como el
fabuloso Orión, aquel cazador infatigable de la antigua Grecia que caminaba por
encima de las aguas y aventajaba con creces a todos los héroes mitológicos de
su tiempo por su estatura y por su fuerza descomunal. La diosa Diana eligió
precisamente a Orión para formar parte de su séquito por su indiscutible
valentía y su evidente apostura y
gallardía. Sintiéndose protegido y mimado por Diana, la reina de la caza, se
pavoneaba y alardeaba de su suerte ante los demás mortales.
Es lo que hizo siempre Artur Mas, desde
que su padrino, el “Molt Honorable” Jordi Pujol, comenzó a brindarle su
protección y a prodigarle toda clase de favores. Desde que el todopoderoso dedo
de Pujol lo eligió como sucesor suyo, encumbrándole a Primer Consejero de la
Generalidad de Cataluña, comenzó a mostrarse altanero y arrogante como Orión y
dio rienda suelta a su inmensa vanidad.
A Orión le perdió su fanfarronería y su
envanecimiento. Concluida una brillante cacería y mientras era sinceramente halagado
con extraordinarios elogios, presumía ante sus admiradores, jactándose de que
no había monstruo alguno ni en las selvas, ni en los montes, ni en el desierto
que pudieran vencerle. Y se vanagloriaba diciendo que ni los tigres, ni las
panteras, ni los leones más fieros eran capaces de producirle terror alguno.
Pero la Tierra, que se sintió desafiada por el gigantesco Orión, envió contra
él un simple escorpión que, clavándole su uña venenosa o aguijón, le causó la
muerte.
Otro tanto le va a pasar a Mas,
flamante presidente de la Generalidad
catalana. Como a Orión, terminará perdiéndole
su vanidad y su engreimiento desmedido. Antes de alcanzar la presidencia
de la Generalidad reconocía su condición de nacionalista, pero un nacionalista
“tolerante y moderno” que estaba perfectamente integrado en el conjunto de
España. Una vez alcanzada la poltrona de
la presidencia, confesó ser partidario del derecho de Cataluña a decidir su
futuro y la clase de relación que mantendría con España.
En su trato con el Estado, Artur Mas
siempre se ha mostrado altanero y desafiante. Ha conseguido popularizar
ampliamente entre los votantes catalanes el mantra de que España está
esquilmando a Cataluña, y que España es la causante de que la deuda catalana sea
tan exageradamente elevada. Y quiere hacer creer a los ciudadanos de Cataluña
que todos sus males, sobre todo los económicos, desaparecerían inmediatamente
con la secesión.
Cada vez que se dirige al Gobierno de
España demandando alguna mejora o para solicitar el traspaso de alguna
competencia más, lo hace con exigencias y hasta con amenazas. Y esto, siempre
le dio buenos resultados, ya que, primero José Luis Rodríguez Zapatero y
después Mariano Rajoy, han cedido invariablemente a sus requerimientos. Y así
es como logró que llegara mucho dinero público a Cataluña para inversiones, para
infraestructuras y hasta para pagar deudas injustificadas de la Administración
catalana.
Nunca nadie le paró los pies. Así que el
presidente de la Generalitat, cada vez más envalentonado, endureció aún más sus
pretensiones, escudándose, cómo no, en la posibilidad de una hipotética
consulta soberanista. En esta escalada de demandas, y siempre con el proceso de
autodeterminación como telón de fondo, comienza a exigir el famoso “Pacto
Fiscal”. Trata, eso sí, de dorar la píldora, indicando que es algo que necesita
la sanidad, la enseñanza y, faltaría más, la dignidad de Cataluña. Para
resultar más convincente aún, anticipa una política de ajuste duro, y a la vez
advierte que España no debe rechazar dicho pacto para no empeorar más la
complicada situación que, según dice está empeñado en solventar.
Con dicho “Pacto Fiscal”, Artur Mas
trata de singularizar aún más a Cataluña. Quiere que sea la Generalitat la que
recaude y gestione todos los tributos mediante una Agencia Tributaria propia.
Esto implicaría necesariamente el traspaso a la Generalitat de las competencias
y los medios asignados actualmente a la Agencia Estatal Tributaria de Cataluña.
Menos mal que, rompiendo con su costumbre, esta vez Mariano Rajoy rechazó
semejantes pretensiones.
Y es entonces, cuando llega el órdago de
Artur Mas, pactando con Oriol Junqueras la celebración de una consulta
secesionista en 2014. Para no levantar suspicacias entre los acomplejados,
condiciona ese referéndum a que haya un “marco legal que lo ampare”. Para
conseguir ese “marco legal”, la Generalitat abrirá necesariamente, durante el
primer semestre de 2013, “un proceso de
negociación y diálogo con el Estado Español para el ejercicio del derecho a
decidir”.
Y aquí comienza el fracaso anunciado de
Artur Mas. Como el gigante Orión, se ha dejado llevar por su arrogancia y su desmedido
orgullo. Es inconcebible que pensara encontrar ese “marco legal” para realizar tamaña
consulta con la venia del Estado español. Y ahora es ya un poco tarde para dar
marcha atrás. El presidente de la
Generalitat quiere justificar su actuación indicando que hay cinco marcos
legales que posibilitan la celebración de ese referéndum. Sabe perfectamente
que no es verdad, que ese “marco legal” no es más que una ensoñación suya. Pero
lo utiliza como si fuera real, a la vez que
amenaza con unas problemáticas “elecciones plebiscitarias”, para ver si
así sale del intrincado laberinto en que
se ha metido.
Con esta inesperada salida, el presidente
catalán ha agitado nuevamente el debate secesionista, inquietando a sus socios
de ERC, que se han visto obligados a exigirle otra vez que cumpla con el
compromiso de convocar el referéndum en 2014. El mensaje en Twitter de Oriol
Junqueras es todo un aldabonazo y no deja lugar a dudas: "El 2014 tenemos
que decidir nuestro futuro y haremos todo lo que esté en nuestras manos
para que sea así. La independencia cuanto antes mejor". El presidente de
Esquerra Republicana piensa que los políticos sabrán escuchar el “clamor” de la
sociedad catalana.
Consciente de la brecha que ha abierto
en el separatismo catalán, Artur Mas intenta tranquilizar a Junqueras diciendo
que "No habrá marcha atrás". Unas elecciones plebiscitarias, dice,
“no es la opción deseada”. Y añade con no mucha convicción: "Tenemos
acordado, y lo sabe Junqueras desde el principio, que haremos la
consulta en 2014 de acuerdo con un marco legal, y el último (marco legal)
serían las elecciones convertidas en plebiscitarias por parte de los partidos
políticos que se presenten".
A pesar de esta detallada
puntualización, Mas sabe que sus socios siguen incomodados y, por eso, insiste
una y otra vez que no dará marcha atrás. Por eso, aprovecha su visita a Sant
Vicenç dels Horts, donde Oriol Junqueras es alcalde, para aclarar que cumplirá
con su compromiso de consultar a los catalanes en 2014 sobre la independencia,
afirmando rotundamente que su “voluntad es tirar adelante de forma firme y
definitiva”. Y repite machaconamente que
los ciudadanos tendrán la oportunidad de posicionarse en 2014 sobre el futuro
político de Cataluña, y que será a finales de 2013 cuando se fije la pregunta o
preguntas que se formulen a los catalanes, tal como tiene acordado con ERC.
Artur Mas sabe que se ha metido en un
jardín muy complicado, quiere salir del embrollo, pero no encuentra la manera
de hacerlo adecuadamente. Para defenderse, achaca las suspicacias que surgieron cuando habló de
elecciones plebiscitarias a que se han interpretado mal sus palabras, sobre todo
en Madrid. Por eso, en la última reunión del Consejo Nacional de su partido,
utilizó sorprendentemente el castellano. Piensa que así evita, como el mismo ha
dicho, “interpretaciones interesadas o
simplistas” y que no haya “ningún resquicio de duda sobre nuestras
intenciones”.
Por muchas vueltas que le dé, el
presidente catalán está sufriendo ya las consecuencias de su enorme vanidad y
de su desmedida chulería. Y esto a pesar
del apoyo incomprensible que le está prestando Mariano Rajoy al ocultar celosamente
sus encuentros con Mas, y mucho más lo que allí se trata y los posibles acuerdos,
en los que se barajan posiblemente cantidades extras de dinero. Sabemos que
Artur Mas utiliza frecuentemente dos lenguajes: uno cuando habla con sus socios
de ERC y otro muy distinto cuando acude al Gobierno en busca de algún beneficio
determinado.
Gijón, 9 de septiembre de 2013
José Luis Valladares Fernández
Dios salve al Molt Honorable Arturo Más bien menos, ese estafador que cuando habla parece el catedrático impartiendo una clase magistral mientras se ríe a carcajadas para sus adentros, no he visto en la vida tanta mentira junta como la que destilan los nacionalistas catalanes junto a sus primos vascos, de cientos de mentiras histéricas, no históricas se han fabricado una nación de cartón piedra, mientras el rebaño, ese que no se molesta en echar un vistazo a la historia les sigue como corderitos.
ResponderEliminarSon muchos los ESTAFADORES, pero ya son legión los estafados.
Sabe que así, al menos, le dan dinero para que se tranquilice. Y como lo sabe, cada vez eleva más el tono de las reivindicaciones.
EliminarSí, pero mientras tanto, ellos siguen a lo suyo, como hormiguitas, siempre pidiendo y pidiendo y echando la culpa de todo al gobierno de la nación, y siempre sacan tajada, tajadas que nos son escamoteadas al resto de los españoles en beneficio de unos pocos pedigüeños desvergonzados.
ResponderEliminarTienes razón: son pedigüeños y, además, treméndamente desvergonzados.
EliminarDice un viejo refran,que por la boca muere el pez.Y este estupido de Artur Mas,le va a suceder lo mismo.Solo se trata de ver como el mismo se esta cavando su tumba,jejeje,un abrazo,
ResponderEliminarDe momento va teniendo suerte. Con otros mandatarios nacionales, ya hubieran aplicado el artículo 155 de la Constitución.
EliminarUn abrazo
Habría que ir pensando en inhabilitar a este insurrecto payaso
ResponderEliminarLo malo es que el Gobierno no tiene el arranque necesario para aplicar la ley.
EliminarSe podrá creer un Moisés ( a lo mejor hasta duerme en moisés) soñando con futuras patrias.
ResponderEliminarYo lo veo cada día más desquiciado. No sé si tendrá complejo de centauro, heredero de aquellos jinetes tesalios con los que nació el mito, pero como tal no podrá mantener el paso de pato nazi para élque parece ensayar todos los días. Yo lo veo como centauro,y con rabo.
Un abrazo
Con el Gobierno que tenemos, estos salva-patrias están en su salsa. Saben que no se va a is más allá de una reconvención.
EliminarUn abrazo
Cómo decía la cacioncilla, Manolete, Manolete, si no sabes torear para que te metes... Artur Mas no tiene el carisma ni la talla política para capitanear una secesión que lleve a Cataluña, cómo País a un buen puesto. No está capacitado cómo no lo está ningún político porque es tanto cómo prometer que lleverá en tal o cual día. Cataluña no será independiente con éstos políticos ni éstos métodos, por mucho que los separatontos quieran creerlo la realidad está ahí y es que, Cataluña sin España, no puede subsistir.
ResponderEliminarUn saludazo.
Tenemos una colección de políticos que no piensan más que en su mamandurria y a que aumenten sus privilegios y, a los demás, que se vayan por ahí con viento fresco.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Y cuando llegue el 2016 ya se las apañará (si antes no sucede nada que le large del sillón) para aplazarlo al 2018. Mientras, seguirá tirando de la teta del estado español que sigo sin entender porqué teniendo mayoría les teme tanto.
ResponderEliminarUn abrazo.