Imposible que Zapatero olvide la guerra de Irak. Es algo superior a sus fuerzas. Quizás se deba a que no es capaz de prescindir de sus numerosos complejos. Complejos que le llevan, con relativa frecuencia, a hacer un auténtico ridículo ante las diversas instancias internacionales en que interviene. Si se hubiera propuesto crear intencionadamente toda una obra literaria del género bufo, estoy seguro que no le hubiera salido tan bien como la que protagoniza personalmente. Menos mal que, en el exterior, la gente es muy educada y evita las sonoras carcajadas ante nuestras propias narices.
Comienza su grotesca carrera, permaneciendo sentado al paso de la bandera de EEUU. Lo rubricó mas tarde al retirar a destiempo nuestras tropas de Irak, generando un grado tal de desconfianza entre nuestros amigos y aliados, que no lo olvidarán jamás y que los españoles hemos pagado muy caro. Y poco después de nuestra cobarde huida, para arreglar el desaguisado, pide públicamente a otros países que imiten su mal ejemplo.
Sus salidas de pata de banco se suceden continuamente. Recordemos cuando en EEUU, cantó las excelencias de nuestra economía y de nuestro sistema financiero y anunció que ya habíamos dejado atrás a la Italia de Berlusconi y que el amigo Sarkozy estaba nervioso al ver que estábamos ya pisándole los talones. Y como no aprende, creyó descubrir el mediterráneo anunciando por sorpresa nuestra retirada de Kosovo. Esto, como cuando lo de Irak, llevará aparejado el envío de más tropas a otras zonas de guerra, además de importantes desembolsos económicos
Y si alguien le echa en cara sus incomprensibles ‘zapateradas’, aparece inmediatamente el Prestige con su chapapote y la guerra ilegal de Irak a donde nos llevó Aznar. Y todo esto, enarbolando la famosa foto de las Azores. Esta fotografía de las Azores le trae a Zapatero a mal traer por culpa de ese mal disimulado complejo frente a Aznar, al no encontrar mandatario alguno del mundo libre, que cuente con él para algo. Y esto provoca en ZP verdaderos arrebatos de cólera y de envidia que es incapaz de controlar, ni de disimular.
Desde que Zapatero llegó a la Moncloa, nuestros soldados dejaron de ser una fuerza militar convencional ya que, al parecer, los ha convertido en nada de tiempo en auténticas hermanitas de la caridad, que solamente van al extranjero como palomas portando ramitas de olivo. Son fuerzas de paz que, ni por casualidad, pisan escenarios bélicos. Como los apóstoles, en los albores del cristianismo, no tienen otra misión que predicar la buena nueva, ofreciendo a todo el mundo la deseada concordia entre los diversos grupos contendientes. En el derribo, en agosto de 2005, del “cougar” en Afganistán, nada tienen que ver los talibanes, ya que son nuestros amigos. El helicóptero cayó, provocando la muerte de todos sus ocupantes, o por una inoportuna ráfaga de viento, como trataron de hacernos creer en un principio, o por que Aznar está complicado de alguna manera.
El pasado día 5, Zapatero, por fin, logra completar una de sus metas más deseada, la de entrevistarse con Barack Obama, Estaba ya temiendo la repetición del insoportable calvario a que le sometió George W. Bush negándose, una y otra vez, a tal entrevista. Lo más que logró del anterior Presidente de EEUU., un simple y ocasional saludo al cruzarse con él en algún pasillo. Bush era demasiado Bush, un hombre de principios que afrontaba sin dudar las consecuencias de sus decisiones. Obama no, Obama es más voluble y se mueve más por intereses inmediatos que su antecesor. Y ahora necesita una mayor colaboración en alguno de los escenarios bélicos en que está implicado. Ya veremos lo que nos cuesta esa breve entrevista, tanto en efectivos militares como en dinero.
De lo tratado en esa entrevista con Barack Obama, Zapatero ni se enteró. Era tal el grado de arrobamiento de ZP, que, por un momento, se creyó en lo más alto del monte Tabor. Las imágenes ofrecidas por televisión son verdaderamente arquetípicas de los videntes ante una aparición celestial.
Y para completarnos su particular cosmovisión, no podía faltar la inevitable Alianza de Civilizaciones. Otra socorrida salida de nuestro hombre de paz. La indigencia cultural de Zapatero es de tal calibre, que le incapacita para distinguir churras de merinas. Ignora hasta lo más elemental de nuestra cultura cristiana, en la que le educaron, y pretende conocer los entresijos del Islam. No tiene ni idea de lo que es y representa el Islam. Se trata ciertamente de una religión, pero el Islam es algo más que una religión, es, ante todo, un modo de vida que informa y condiciona todos los actos del creyente. El verdadero islamista disfruta con su religión, la vive y se rige ciegamente por ella.
Islam significa sumisión. Y el creyente islamista acepta sumisamente y sin restricciones todos y cada uno de los azoras o surahs coránicos y los hadith recogidos en la Sunna. Y estos textos exigen del verdadero islamista toda una idiosincrasia guerrera que, ni por asomo, aparece en los diversos creyentes de otras religiones. Y ese carácter belicoso, insuflado por Mahoma con su ejemplo y con su doctrina, al ser de tipo eminentemente religioso, convierte a todo buen musulmán en un peligroso fundamentalista.
Al creyente islámico se le exige su implicación total en esa lucha a muerte contra los infieles. Se trata de un deber sagrado ineludible que marca a los mahometanos con ese carácter bélico e integrista que ya exhibió en su tiempo el profeta Mahoma. Y como se trata de una lucha por imperativo religioso, terminan siendo, con relativa frecuencia, trágicamente inhumanos. Ante todo, deben lograr que la ley divina se imponga en el mundo y desaparezca la ley humana, sin importarles el coste que esto pueda conllevar. De ahí su famosa Yihad o guerra santa.
La comprensión y el respeto ante el discrepante son posibles en el cristianismo y en otras muchas religiones, pero no en la religión islámica. Si un seguidor de Mahoma disculpara cualquier comportamiento o actitud religiosa contraria al Islam, se convertiría en un auténtico renegado, cuya apostasía llevaría aparejada incluso hasta su eliminación física.
No deja de ser llamativo que sea precisamente Zapatero el que pregone las excelencias de la Alianza de Civilizaciones, ya que no pierde la ocasión de perjudicar institucionalmente al catolicismo. La doctrinaria Educación para la Ciudadanía nació ya con ese fin. Hasta los favores, que proporciona a los islamistas que aterrizan en España, tienen la intención clara de molestar a los católicos. Si en Europa abundaran los mandatarios al estilo de Zapatero, en muy pocos años, los musulmanes, además de Al-Ándalus que consideran como propia, se apoderarían religiosa y culturalmente de dodo el mundo occidental.
Lo que si es cierto que ZP, dada su ignorancia supina, confunde la cultura árabe con el Islam. La cultura árabe ha dejado en España una rica y profunda huella, sobre todo en la arquitectura y en nuestro lenguaje. No así la religión islámica que, a pesar de los largos años de dominio musulmán, apenas se ha dejado sentir en nuestra religiosidad.
José Luis Valladares Fernández
Buena entrada, sobre todo lo referido a la empanada mental de Zapatero con respecto al Islam y a la identificación que hace de lo árabe y lo musulmán. Me temo, eso sí, que ese error es muy frecuente y no hay que imputárselo sólo a Zapatero. También es cierto que es un error fomentado por los islamistas para poder disfrazar de moderados muchos aspectos realmente tétricos de su ideario-religión.
ResponderEliminarSi Zapatero tuviera un asomo de coherencia, con lo que se empeña en meter con calzador ministras de cuota y disfrazarse de feminista radical, tendría que decir algo sobre la situación de la mujer en no pocos países musulmanes donde la aplicación de la "sharía" supone la absoluta postración de las féminas hasta rextremos a los que el cristianismo más machista oscuro y medieval nunca llegó. "Ad exemplum", la ablación del clítoris, defendida y fomentada por clérigos musulmanes (si bien no sólo se practica por musulmanes).