miércoles, 18 de marzo de 2009

EL 11-M EN SU QUINTO ANIVERSARIO

En la Voz de Asturias del pasado día 11 de marzo, Patricia Martín se extraña de que los españoles, al cabo de cinco años, subestimen el riesgo de otro 11-M. Pero si nos quitamos las anteojeras y analizamos fríamente ese terrible atentado, resulta totalmente lógico que una inmensa mayoría de españoles piense que esos hechos no tienen nada que ver con la yihad islámica.
Es cierto que la versión oficial achaca ese atentado a personas ligadas al mundo de los yihadistas. Pero no es menos cierto que dicha versión, dadas las distintas e interesadas vicisitudes que acompañaron a todo el proceso judicial, genera muchas y fundadas dudas. Es posible que los especialistas, que según Patricia Martín fueron consultados, tengan razón al estimar que corremos un riesgo de atentado islamista más alto que en 2004. Todos los países occidentales comparten con nosotros ese mismo riesgo. Pero como los españoles, mayoritariamente, están plenamente convencidos de que quien ideó esa masacre no tiene nada que ver con el fundamentalismo islámico, es normal que les atemorice más un atentado de ETA.
Sabemos que ese atentado se gestó con una intencionalidad muy clara, la de cambiar el signo del Gobierno. No sabemos ni quien es el autor intelectual del mismo, ni quien lo organizó. Pero sí sabemos que, dadas las circunstancias con que se llevó a cabo, la yihad islámica nada tuvo que ver con el mismo. Y si los yihadistas no perpetraron ese terrible acto terrorista, es completamente absurdo ligarlo a la presencia militar de España en Irak.
Posiblemente, y tal como indica la sentencia, puede haber entre los ejecutores materiales del 11-M, distintas personas de origen árabe, elegidas posiblemente por los verdaderos artífices de la masacre para urdir posteriormente toda la historia de implicación islamista que ya conocemos. Pero, a pesar de su origen étnico, no tienen nada que ver con el fundamentalismo islámico, ni con Al Qaida. Los ejecutores islámicos señalados por la sentencia judicial, en un país entregado de verdad al Islam, quizás fueran encausados y hasta condenados como transgresores de los preceptos sagrados del Corán y de la Hadith o tradición islámica. Atribuir a estos delincuentes comunes la categoría de islamistas, indica que no se tiene ni idea de lo que es y representa el Islam.
El islamismo es algo más que una religión, es toda una forma de vida que comporta la aceptación ciega de lo que Ala reveló a su profeta Mahoma. Y como son tremendamente religiosos, cumplen rigurosamente las exigencias que marcan la tradición y los distintos suras del Corán. En esto, no se parecen en nada a los occidentales, ya que nosotros, como dice F. Nietzche, solamente nos acordamos de Dios cuando lo necesitamos. Y como en las enseñanzas de Mahoma prevalece de un modo eminente el carácter religioso, el verdadero islamista es ante todo un guerrero y, en consecuencia, un auténtico y peligroso fundamentalista.
No debemos olvidar el verdadero significado de la palabra Islam. Decir Islam es decir paz, pureza, aceptación y compromiso. Islam significa sumisión y conlleva la aceptación y el sometimiento a la enseñanza y al consejo de Ala. Los auténticos islamistas consideran un deber sagrado la lucha sin cuartel contra el infiel y contra el que piensa de distinto modo, para que la ley divina, revelada a Mahoma, acabe con toda ley humana en el mundo. Se trata evidentemente de una lucha en la que interviene el insoslayable imperativo religioso. Al igual que Mahoma, el verdadero islamista está marcado profundamente por la sangre y la guerra para el triunfo definitivo de su religión. De ahí la conocida Yihad o guerra santa.
Esa fe profunda en las enseñanzas de Mahoma, predicadas fervorosamente por los distintos Mulas, hace que los yihadistas pasen, en muy poco tiempo, de los ritos y celebraciones, a los atentados más violentos. Su fin primordial no es otro que alcanzar un buen puesto en el paraíso al lado de unas magníficas y estupendas uries. Y es el martirio, por causa de Ala, lo que mejor nos garantiza ese paraíso. De ahí que se autoinmolen alegre y voluntariamente en esos atentados que preparan a conciencia, para quitar la vida al mayor número posible de ateos o infieles.
Y las personas de origen árabe que, según la sentencia judicial, intervinieron en el 11-M, no tienen el perfil del buen islamista que se entrega sin reservas a la causa de la yihad. Les gustaba demasiado el jamón, el alcohol, la molicie y otros placeres terrenos. Resulta imposible que estos elementos fueran capaces de sacrificar voluntariamente su vida, de acuerdo con la doctrina que Mahoma pone en boca de Ala. Es que, además, eran incapaces de cumplir hasta el más mínimo de los preceptos sagrados que marca el Corán y la milenaria Hadith.

José Luís Valladares Fernández

1 comentario:

  1. El presidente de EEUU, en el dia de ayer,al referirse al peligro islamista que corre todo el mundo, fue citando los diversos sitios en que ha intervenido Al Qaeda. Y entre esos lugares, no se encuentra Madrid, ni nada que haga referencia al 11M. Se refirió a Londres, Bali, al norte de África, Oriente Medio, Pakistán y Afganistán. Y cuando un presidente de EEUU. habla de seguridad, ligada a política exterior, se cuidan mucho los detalles. No es un olvido de Obama el no haber incluido el 11-M en ese repaso. Con seguridad es que, para los Servicios de inteligencia americanos, la masacre de Madrid no es obra del terrorismo islámico.

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