miércoles, 10 de junio de 2009

ELECCIONES AL PARLAMENTO EUROPEO

El pasado 7 de junio, se celebraron las elecciones al Parlamento Europeo. Los resultados de las mismas se han ajustado prácticamente a lo que preveían la mayor parte de las encuestas previas a los comicios. El Partido Popular obtuvo el 42,23% de los votos obteniendo así 23 escaños de los 50 en liza. El PSOE se quedó en el 38.51% de los mismos, con 21 escaños conseguidos.
En la intervención de Leire Pajín, una vez conocidos los resultados, se adivinaba cierta euforia, ya que su lista obtuvo un resultado que ellos ni se esperaban. En el PSOE, los días previos a las elecciones, esperaban un resultado entre 4 y 5 puntos a favor del Partido Popular. Auguraban para los Populares una ventaja de tres escaños. La diferencia en puntos fue levemente menor a la esperada y, en vez de tres escaños, fueron solamente dos.
Contrasta este resultado del PSOE con los obtenidos por el resto de formaciones socialistas en toda de los restantes países de la Comunidad. De ahí que se felicitara Pajín por liderar el mejor resultado de los socialistas europeos, pasando así el PSOE a ser la fuerza socialista más potente de toda la Unión Europea.
El PSOE considera que estos datos, leídos en clave nacional, no son más que un ligero tropiezo motivado por el paro y la recesión que padecemos. Es una situación que esperan remontar en breve con la suavización de los duros perfiles de la crisis, para ellos mundial. En cualquier caso, hasta el propio Zapatero se mostraba razonablemente satisfecho por no haber perdido más que 700.000 votos en relación con la votación de hace cinco años. Y yo diría que hasta optimista porque de esos votos perdidos, solamente 200.000 fueron a parar al Partido Popular.
En realidad, teniendo en cuenta los desastres de los otros partidos socialistas de la Unión Europea, los resultados obtenidos por el PSOE extrañan un poco. Se trata de un partido que está en el Gobierno, con los peores datos económicos de nuestra historia reciente y pasada, con más del doble de parados que en toda Europa, y resistió el vendaval de las elecciones de una manera más o menos aceptable. Esto alguna lectura tendrá, lectura que habrá que analizar desapasionadamente.
Esto me recuerda al alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Pedro Castro, cuando en la presentación de los Presupuestos Municipales se soltó el pelo con aquello de “¿Por qué hay tanto de los cojones que todavía vota a la derecha?”
Yo no voy a repetir tamaño insulto, pero si me pregunto que cómo es posible que, con la que está cayendo, el castigo al PSOE haya sido tan liviano. Es difícil de explicar que con esos más de cuatro millones de parados, con un buen número de ellos ya sin prestación alguna, el PSOE haya sido capaz de conservar tanto voto. Otro partido cualquiera, en igualdad de condiciones hubiera cosechado un resultado de escándalo. Esto no pudo haber sido mérito del PSOE. Tuvo que influir en el resultado algún otro factor que se nos escapa, aunque sospechamos cual es el verdadero motivo.
Cuando oí a Leire Pajín vanagloriarse de que el socialismo español no había sufrido el castigo que el los otros países, ya pensé en el hecho de que en España se vota más con el corazón que con la cabeza. En el resto de Europa, se piensa más a la hora de emitir un voto. Procuran dejar a un lado el corazón y tratan de actuar con responsabilidad encomiable. Además, no se dejan engañar tan fácilmente y apenas si tiene arraigo, entre ellos, este sentimiento borreguil que nos atenaza.
En España, y para nuestra desgracia, nos conformamos con muy poco y somos fácilmente manipulables. Se vive más descansadamente con el simple PER que ganándose el pan con el sudor de la frente. No podemos correr el riesgo de que venga otro partido que pueda hacernos trabajar. Hay un hecho cierto: somos incapaces de desprendernos del complejo de ovejitas de rebaño que nos caracteriza y que, históricamente, nos ha hecho tanto daño. Ovejas siempre prestas a oír la voz del amo y que, una vez oída, la seguimos ciegamente.

José Luis Valladares Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario